En Tránsito

En Tránsito

En el universo estilístico contemporáneo la pintura convive con otros medios de relativa novedad genérica en una actualidad creativa enfrascada en múltiples búsquedas que impliquen rehuir de la bidimensionalidad y desafiar el coleccionismo y todas las instituciones rectoras del arte con una actitud provocadora. El acelerado tránsito de estilos, de tendencias, puede verse en ese afán que colma las artes visuales como una obsesión, un desvelo por la moda, la estética y el estilo representativo a imponer; por un empeño de modernidad como respuesta ante el deslumbramiento que le provoca lo nuevo y esa vertiginosa dinámica del Centro . En definitiva, llega a tratarse de los modos que consagra cada evento en las distintas plazas legitimantes del arte cada año y de la repercusión que tiene esto en realidades desiguales y espacios centrales o periféricos.

El tránsito puede comenzar retratando una determinada preocupación o dilema sobre la traslación espacial y la forma en que una alteración en el entorno físico establece cambios de condiciones éticas y ontológicas. Estos artistas no rechazan los temas que les tocan emocionalmente, pero rebajan ese interés dramático como si se tratara de frías exposiciones paisajísticas, aparentemente triviales o superficiales, de situaciones determinadas en las que subyace una idea como una advertencia en estado latente. La narratividad de esa épica de viajes grandilocuente o trascendental se troca por un estado de tránsito en que se abandonan las certezas y se presenta el juego de referentes, citas, momentos, estados, tiempos, espacios.

¿Tránsito hacia un arte puro? La periódica relación de conceptos y teorías que acontecen en la historia del arte han sido muchas veces meros subterfugios del artista para que una visualidad o forma de representación determinada se imponga. Quedando en la actualidad una sumatoria o yuxtaposición de estilos que van desde una estética de la ilusión de realismo, de abstracción, de expresionismo, que no es juego vacío de elementos, aunque el distanciamiento de los referentes hacia una mayor abstracción de sentido nos ha llevado en los últimos años a cuestionar las necesidades de interpretación. Como advierte    Baudelaire, no nos podemos dejar traicionar por la idea de una concepción del arte meramente formalista y de la misma forma que hay en la palabra, en el verbo algo de sagrado que nos defiende de caer en un mero juego de azar, hay en la pintura, en las diferentes formas y manejos estilísticos o representacionales y simbólicos, algo mas que manipulan los artistas de forma completamente intencional. De esta forma operan con la pintura sabiamente, tomando una prudente distancia, como aquellos escritores con el lenguaje y la palabra. Apropiándose constantemente de ese reservorio de símbolos y estilos, anticipando su intención al ejercicio adivinatorio del espectador, debatiéndose entre lo dado y lo escondido, lo racional y lo improvisado, lo objetivamente formulado, en un juego de referentes y ese misticismo de las sensaciones, autónomo e independiente, sin otra función que la finalidad sin fin de lo estético.

De la forma nace la idea . No se trata de la simple ejecución o puesta en práctica de una idea preexistente como se enseña en las Academias, como repite la doctrina clásica y la preeminencia racionalista de Occidente, sino de una investigación profunda que experimenta con todo ese repertorio simbólico, que manipula los convencionalismos a su antojo, que no separa una cosa de la otra -forma de contenido- sino que las concibe como un todo.

Nocivo ha sido ciertamente que la falta de recorridos, de referentes, contaminara la pintura de una perjudicial reiteración y que procesos de aprendizaje determinados y un estrecho campo de visualidades y bagaje cultural, lastren la pintura cubana desde hace años. Un conocido efecto es que se reduzcan las variantes estéticas, con el pretexto de la cita o el rescate de estilos y épocas pictóricas, multiplicando los lugares comunes, como desconociendo valiosos descubrimientos plásticos, en términos compositivos, estilísticos, que se realizan hoy en el mundo. Y en ellas esta la experimentación formal, que se libera en una gestualidad arriesgada, una soltura expresiva y en el uso del color e incorporación de distintos referentes. También en la experimentación –por que no- conceptual, en la utilización de recursos expresivos como el humor, la parodia, el juego y resemantización de disímiles fuentes históricas y artísticas.

Mabel Llevat Soy