El Caos y Los Hijos de la Bestia

El Caos y Los Hijos de la Bestia

                                                                                                                            Dios los cría y el diablo los une

Con EL CAOS Y LOS HIJOS DE LA BESTIA, Ángel

Ramírez [La Habana 1954], ha construido una narrativa caótica y apocalíptica, aterradora y para nada alentadora, conformada por pequeñas historias que hacen un todo. Acostumbrado a abordar realidades humanas a través de apropiaciones o parodias de personajes o textos precedentes, el artista siempre supo resarcir o al menos compensar nuestros males con mensajes didácticos, y a la larga esperanzadores, de indudable carga filosófica y ética.

Este cuento de ahora responde a unas maneras diferentes. Ángel retoma la utilización de los tacos xilográficos propios del grabado e íconos antiguos o de siglos pasados para construir entre objetos escultóricos y planchas bidimensionales, un bestiario contemporáneo. Cada personaje es acompañado por un texto que nos cuenta su historia como en pequeños cuadros

de novela graficada, historieta o animación. Estas semblanzas cuentan pasajes de padres e hijos, de sus éxitos y frustraciones. La bestia no está, pero presenta a su descendencia –la bestiecilla– quien carga con las culpas de aquel, suele seguir la ejemplarizante vida de su progenitor o permanecer como destinado a sueños aun por lograr.

Esa materia sin forma ni destino claro, anterior a la creación del mundo, cual abismo oscuro, es lo que en la cosmogonía y la filosofía griega se designa como caos. Para los antiguos egipcios Seth el Dios del caos personifica la furia, la venganza y representa el mal. La bestia del apocalipsis figura de la escatología cristiana que hace referencia a varias bestias, es también un engendro sobre el destino y la nulidad. El caos es el vacío para muchas tradiciones y el orden, su contraparte, otorga sentido y contenidos frente a tanta ausencia. Si el padre no se representa es porque tiene reunidos en el hijo todos los maleficios que le transmitiera. No nos sorprenda si, por ese camino, llegáramos nuevamente a mascullar “de tal palo tal astilla…”, “al que no quiere caldo, tres tazas…” o “se verán horrores…”.

Marilyn Sampera Rosado                                                               La Habana _ 15 de noviembre / 2022