Contrarios Complementarios

Cohabitacion

Pero existirá siempre el malhumor del que se sobresalta oyendo hablar
de formas ovoides y, sin embargo, muestra su complacencia
mirando una perla en la corbata de plastrón de Stendhal.(1)
José Lezama Lima.

En el arte no existe un soporteinerte sobre el cual se asienta una forma pura. Ambos, plano y referente, son dos rivales que cohabitan y no consiguen excluirse uno a otro sin destruirse a sí mismos; dos partes de un todo.
La exposición Contrarios complementarios II, se ha organizado en varios conjuntos compositivos en cada uno de los cuales laspartesse hallan relacionadas entre sí, a manera de polípticos. El primero de ellosestá formado porelementos que se han extraído de la naturaleza, tal y como exhiben su apariencia original.
Las formas de Oraá, definidas realistas por el creador, nos hablan de lamultiplicidad de niveles en que la mirada aguzada puedepercibir y leer los signos que habitan nuestro propio contexto.
En el resto de los conjuntos el artista ha aplicadoa esas mismas formas su personal ecuación, integral también extraída de una certeza matemática: lavariabilidadespacio-tiempo. Bajo la fuerza de las leyes de su albedrío, somete las piezas, tensiona su equilibrio y como resultado,loselementos constitutivos, aquellos cohabitantes,se metamorfosean al unísono, en una elongaciónhermanada.
Tales alter formas, -hay que advertir-, no resultan discernibles parala sensibilidad no entrenada; en tanto no pertenecen alespacio ordinario. El evento, ¡tan real!, se torna visible solo cuando el espectador se ubica en ciertas posiciones privilegiadas extremas; pongamos por ejemplo, al penetrar el campo de una intensa gravedad,o cuando este accede a los dominios de la pintura y de la poesía.
Oraá nos ofrece entonces estas otras composicioneso conjuntos, de gran belleza visual, que son el resultado de la distorsión originada en tales desplazamientos verticales u horizontales. Al mismo tiempo, se apoya en la racionalidad del blanco y negro, en su extrema austeridad, para concentrar la atención deeste ejercicio intelectual sobre la infinidad de maneras en que es posiblela existencia.
Cada cosa en el Universo es-en última instancia-, un resultado de su propia circunstancia.
La curaduría de Claudia Taboada, resuelta de manera impecable, se confabula, actúa desde una operación casi minimalista, sin buscar protagonismos  y nos devuelve una imagen depurada del conjunto, una muestra de pintura joven, que nos habla desde una lógica contemporánea.
El artista declara que toda su obra se halla anclada a la realidad ya la vez,la define decididamenteabstracta. Y es que la abstracción -como vía analítica del arte- no intentó jamás negar a aquella, sinoreencontrarla en la simplicidad de sus formas elementales, escrutar el nivel de las esencias de la forma plástica, devolviendo a la representación, -que había nacido despojada de vida propia y concebida como reflejo, su capacidad de contener un movimiento; de variar en un tiempo; ode emitir una luz,en fin, de transmutarse a voluntad, en lugar de -simplemente- simularlo.
He aquí que Oraá intenta reconciliar -mediante este ensayo formal y conceptual- dos actitudes fundamentales y por mucho tiempo antagónicas de las artes visuales.
Y para permitirnos entrever ese designio secreto que sus pinceles poseen, transforma sus masas en trazos y sus exposiciónde cuadros en documento, materializando plásticamente su eterna obsesión por la escrituraque logra trocarlo que llamaría nuestro Lezama «la eterna triangularidad del triángulo»(2), en piedra petaloide; o una simple «forma ovoide» en singularidad que alberga una masa crítica que, indefectiblemente, nos atrae hacia ella.

Beatriz Gago
1- Lezama Lima, José. «Rayas y pez raya en el papel rayado de Martínez Pedro». En: Catálogo a la exposición Aguas Territoriales, La Habana, abril, 1963.
2- Idem