Prólogo
Una de las posibles maneras de materializar una obra de arte es a través del objeto libro. El libro de artista (o libro-arte), como se le conoce en los predios especializados, se ha convertido en una manifestación con mucha fuerza y entidad propia dentro de las propuestas visuales contemporáneas, cuyo ámbito ya ha traspasado lo editorial y literario. Sin embargo, no se debe perder de vista lo compleja, versátil y dinámica que resulta dicha práctica, pues la lógica singular del objeto libro, ha ofrecido múltiples posibilidades expresivas. El terreno del libro de artista se ha prestado como espacio idóneo para la experimentación con formas, procedimientos y materiales por lo que ha devenido disciplina que se resiste a las definiciones genéricas, aunque aun desde la heterogeneidad, podríamos decir que se trata de un tipo de creación que entabla determinado diálogo con la noción de libro, ya sea en sus aspectos formales y/o conceptuales.
Hace ya algunos años, el libro se ha convertido en Cuba en una vía para articular discursos artísticos; una tendencia en alza y uno de los modos de expresión más versátiles para los artistas gráficos, quienes se sienten apasionados por las disímiles maneras en que se puede materializar y, sobre todo, por la fuerza expresiva que posee. A “los grabadores”, el dominio y manejo constante de los procedimientos de reproducción, les ha permitido una mayor familiaridad con este quehacer y los han convertido en mayoría si hablamos de representantes de dicha manifestación.
Colectivo de autores es una muestra que insinúa la cualidad grupal que podría definirse como propia de los grabadores y alude, de igual forma, a una categoría relativa a los entornos literarios. En ella cinco creadores: Anyelmaydelín Calzadilla, Yamilis Brito, Hanoi Cordero, Norberto Marrero y Yerandee G. Durán, se configuran como artífices que desde morfologías y técnicas diferentes procedentes fundamentalmente del lenguaje del grabado, utilizan el libro de artista para establecer un diálogo con la Cuba contemporánea.
Anyelmaidelín presenta la tipología de libro intervenido, pero asimila en su propuesta la noción escultórica, en una especie de exploración semiótica a la categoría de volumen, que completa su discurso desde el punto de vista formal, en torno a la problemática geográfica-insular. Hanoi y Yerandee, en cambio, expanden la noción del objeto libro al proyectarlo hacia el espacio expositivo, con lo que adquiere una connotación más instalativa. Norberto, por su parte, mezcla las tipologías del libro acordeón y del pop-up, las cuales suelen ser las más empleadas en los libros infantiles. Se apropia de ellas para discursar, desde el contrasentido, sobre el posible conflicto que trae consigo la búsqueda de la realización personal a través de los bienes materiales. Utiliza, además el guiño intertextual a las canciones Money de Pink Floyd y All you need is love de Los Beatles. Yamilis nos pone en contacto con la sabiduría popular a través del formato de libro caja. Esta tipología ofrece diversas posibilidades narrativas, con autonomía semántica para cada componente, en una suerte de experimento que recuerda a la poesía simbolista de Mallarmé y que termina otorgándole un componente lúdico a la pieza. Esta relación parte-todo se ve reforzada por el hecho de que cada tarjeta en su reverso, se configura como pieza de un puzzle mayor las agrupa a todas.
Colectivo de autores no es solo una muestra de artes visuales. Es una experiencia perceptiva diferente, donde al espectador-lector se le revela un universo vastísimo, construido a través del lenguaje casi místico que posee todo lo que se atreve a habitar los territorios liminales.
Chrislie Pérez Pérez.