Agustín Villafaña, versátil artista de las artes plásticas cubanas, inauguró en la Galería Villa Manuela de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba la muestra Angelus. Las obras expuestas pertenecen también a otras series recientes entre las que se encuentra Antonia, que recuerda la estética de Antonia Eiriz, pintora cubana que se destacó durante los años 60; Ángeles de La Habana y Sombras.
Las piezas se distinguen por la representación de las indagaciones que realiza el autor de las singularidades de su entorno y de los seres humanos que lo habitan. La cotidianidad de su país se traduce a un lenguaje plástico que asume tintes particulares de expresionismo, en el que sobresale un gusto particular por plasmar la subjetividad y sentimientos interiores a partir de lo deforme y lo feo; características, que avaladas por su reiteración en el tiempo, conforman el lenguaje distintivo de Villafaña.
La combinación de formas, seres y colores en sus propuestas no intenta ser agradable ni complaciente, todo lo contrario, reclaman la preocupación y conmoción del espectador al reconocerse en cada pieza como parte de una historia que se rescribe cada día.
Los cuadros de la serie Ángeles de La Habana agrupan personajes que popularmente son reconocidos en la capital por la función social que realizan. El anonimato individual muere cuando se identifica en los cuadros al manisero; al vendedor de café de las esquinas; a Ángel Aguiar, aquel que impedido por la ceguera reclama compañía para cruzar las calles y continuar la venta de objetos ligeros o a Ángel Santo, quien deambula por la ciudad con la estatuilla de un santo en las manos.
La fuerza de la elaboración de Villafaña se ubica en los rostros, donde los ojos y la mirada se vuelven temas que subyacen en las obras. El rapto del almendrón, Espacio habitable y Por favor el último son tres telas de gran tamaño, que exhiben acciones colectivas en las que se representa la variedad étnica y social de los cubanos. Muestran la dualidad de lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso y lo real y lo inventado inherente a todo lo que nos rodea. Sobre este aspecto explica el artista: El elemento ojo crea un ritmo interno en las piezas, el estudio de los rostros y la expresión de la mirada me ayuda a exponer lo angelical y lo infernal que habita en cada persona. Tras un momento de silencio ante las obras finalmente dice -Porque el paraíso puede ser infernal y lo placentero puede estar también en el infierno.
Esta vez Agustín no regresa a la galería como el ceramista amante de las experimentaciones técnicas, sino como el autor que expresa lo que siente auxiliándose del acrílico, las tintas, las telas, el papel guarro y la cartulina. Ante la ausencia de la disciplina que ha marcado con múltiples reconocimientos su labor comenta: Aunque esta propuesta curatorial no incluye piezas en cerámica no significa que la abandoné. Antes de ser ceramista aprendí el dibujo y el grabado por eso no me gusta que me encasillen. La cerámica es más dócil y fértil para expresar lo que quiero, por eso no dejaré de hacerla, como tampoco olvidaré las restantes manifestaciones. Utilizo indistintamente cualquiera que me sirva para expresarme.
Con respecto al trabajo futuro con dicha técnica adelantó: Con la cerámica tengo prevista una apertura creativa que incluye nuevos conceptos de artisticidad con apropiaciones de disímiles artículos desechados por el hombre.
Villafaña, creador con más de 27 años de experiencia en la enseñanza de las artes, orgulloso por contribuir en la formación de varios artistas contemporáneos cubanos como Alexis Leyva (Kacho), Javier Guerra, Reinerio Tamayo, por solo mencionar algunos, reconoce y homenajea con la exposición a aquellos profesores y artistas que participan en la enseñanza artística desde su fundación en la isla.
Como cualquier creador inquieto y laborioso, que siempre tiene nuevas ideas, comentó sobre sus actividades actuales: Ahora estoy interesado en fomentar la creación en niños y adultos de más de 60 años. Con el proyecto Comunidad Artística Yeti (alias con el que le conocen los amigos y conocidos), organizo a los aficionados del reparto La Ceiba en el municipio Playa y acerco a la creación a aquellos que creen que no saber hacerlo. Les doy herramientas y les enseño los procedimientos de la pintura, la cerámica y el grabado para que se expresen. Es un proyecto comunitario para promover la superación no solo de los instructores de arte sino de las personas del barrio.
Por Yanelis Abreu