Maeva Peraza
Recordar el décimo aniversario de la conocida Galería Villa Manuela, significa traer a la palestra decenas de exposiciones y actividades de promoción artística, que ha venido realizando el centro desde los inicios del siglo XXI. Pero, en este caso, la mejor forma de celebrar esa fecha ha sido la reciente inauguración de una exposición retrospectiva de diversos artistas, que han interactuado durante esa década en dicho espacio; ya emblemático dentro de los circuitos especializados del panorama visual cubano.
La muestra responde a criterios de selección muy variados, encaminados a aglutinar a un grupo de creadores que representen, en su estética común, el devenir de la galería en el lapso temporal que va desde su fundación hasta la actualidad. Así se han seleccionado artistas de diversas generaciones y provincias del país; quienes, en algunos casos, no son miembros de la UNEAC o no residen ni realizan su obra en la isla. De este modo, se encamina una muestra que pretende ante todo crear un relato, una cronología visual de la actividad profesional de Villa Manuela.
Por su parte, en esta suerte de representación antológica que deviene la exhibición, es notable la inclusión de piezas, que si bien representan la labor individual de cada sujeto en la nómina propuesta; no se conciben como meros ejemplos del paso de los artistas por la galería. Por el contrario, se han presentado trabajos recientes, que corresponden a períodos creativos particulares, alejados de la estadía de dichos actores en el recinto expositivo. De esta manera, es necesario señalar que curatorialmente la muestra se vuelve, por momentos, un tanto inconexa y caótica; lo que resulta de la concertación y el intercambio de diversas cosmovisiones y cargas visuales en un sitio demasiado íntimo para este tipo de interacción. Este hecho provoca que las obras, lejos de yuxtaponerse, se amontonen descalabradamente.
La validez de este encuentro, no reside ni en su pertinencia museográfica ni en la historicidad que podría reportar el conjunto de piezas seleccionadas; estos diez años -que se dicen muy rápidamente- marcan una invitación a un nuevo diálogo y responden a estrategias de promoción y exhibición, traducidas en la longevidad de una galería que, pese a seguidores y detractores, seguirá dando de qué hablar.